¿Cuál es? Conseguir que a más de 6.000 personas les devuelvan sus ahorros. Esos ahorros que invirtieron en forma de preferentes y acciones, y que les quitaron las entidades financieras con total impunidad, con la colaboración y el silencio del Estado. Y para ello tengo conmigo a un equipo de colaboradores y profesionales preparados e innovadores, que implican su talento y su alma en esta tarea y se involucran en esa misión marcada como objetivo prioritario por nuestro despacho. Son los mejores.
Conseguir la defensa de los intereses de nuestros clientes nos motiva día a día, nos inspira y nos reconforta y llena de alegría y felicidad ver cumplidos nuestros propósitos con cada caso y con cada sentencia ganada (más de un 98% de éxito).
Nos llamaban (nuestros propios compañeros de profesión) locos e inconscientes cuando “nos la jugamos” y aceptamos cobrar honorarios sólo y cuando ganáramos los pleitos. No hay nada mejor y que nos haga sentirnos más orgullosos de ejercer nuestra profesión de abogado que ayudar al necesitado, al ofendido, al engañado. Nada nos ha hecho más fuertes que aceptar ese reto. Y ahora estamos ya obteniendo la recompensa personal, profesional y económica.
Mirar cara a cara al cliente, a la persona, al ser humano que nos encomienda la solución a su problema y que, desde la honestidad que sale del corazón, nos llena de responsabilidad y nos obliga a poner lo mejor de nosotros mismos en ese empeño. Nos gusta nuestro trabajo y lo ejercemos con la pasión y energía de un principiante. Y con la experiencia adquirida en nuestros más de treinta años de ejercicio profesional. No conocemos ni admitimos otra forma de vida ni de trabajo.
No queremos ser un “despacho más”, nos gusta sentirnos y que nos sientan diferentes y para ello ponemos nuestra alma y nuestro corazón en nuestro trabajo cada día.